AMBIL en CDMX Norte
Dicen los abuelos que el ambil es el “Compañero del pensamiento”, este debe ir siempre acompañado del mambe en tanto este dota y nutre el poder de la palabra y armoniza el pensamiento. Su carácter y sabor es más fuerte ya que se ve representado en la figura masculina, la cual brinda claridad al escuchar y permite ordenar ideas para que, a la hora de conversar, siempre haya un buen recibimiento de parte y parte.
Cada planta cuenta con una personalidad particular. Algunas representan a la mujer o al hombre, algunas son de aire y otras de fuego; unas se dejan en la boca, otras se beben, algunas se soplan y otras en que no se incluye la ingesta directa, pero se absorben por la piel. Cada una de estas acompaña el camino en tanto permiten pensar, hablar y vivir el mundo con mayor fluidez. También, pretenden otorgar una purificación física, mental y espiritual que busca solucionar problemas, preocupaciones o enfermedades de manera natural.
La hoja de coca, el tabaco y la ayahuasca son algunas de las plantas ancestrales [plantas sagradas]. En medio de la selva, en una maloca, entre cantos, rezos y un fuego inmarcesible, las plantas adquieren todo un nuevo significado. Estas según los taitas, abuelos, mayores o chamanes, afirman que son dadas por el dios creador y la madre naturaleza. Así, no son sólo hierbas, ya no es árbol o palma en su estado vegetal. Son alimentos sagrados que se tornan en seres antropomórficos: medicinas ancestrales con su propio poder curativo.
El ambil se hace a partir de la cocción lenta de hojas de tabaco con sales vegetales en agua. Este debe revolverse durante largas horas hasta lograr un jarabe o jalea oscura.
Walter Ernest Hardenburg, un ingeniero estadounidense que se adentró al Putumayo para construir una línea de ferrocarril de Brasil a Bolivia, ilustra cómo desde 1907 se puede evidenciar el ritual del ambil. “Cuando hay una fiesta para cualquier acuerdo o contrato, ellos recurren al cebrado chupe de tabaco. Un número de indígenas se congregan en torno a una olla. El médico tradicional introduce de primero el dedo índice en el líquido y comienza un largo discurso. Ellos se ven excitados cada vez más hasta que finalmente la olla comienza a circular con solemnidad y cada uno introduce su dedo en el líquido para luego ponerlo en el lenguaje. Este es el juramento más solemne de los uitotos”
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